La falacia escondida
NO AL AUMENTO DE LA EDAD JUBILATORIA
Dice el Dr. Rodolfo Saldaín en el borrador presentado ante el Poder Ejecutivo, (“bajo responsabilidad de la Presidencia” [de la Comisión de expertos] o sea de él):
“... el prolongado período de sobrevida que supone una edad mínima de retiro a los 60 años le impone una fuerte tensión al sistema,...”.
Ya hemos demostrado que allí hay una falacia escondida. No hay peor mentira que una verdad a medias. Las personas viven en promedio más años pero la longevidad continúa llegando, desde hace decenas de miles de años, a la misma edad. Si no lo mataba un animal o una enfermedad o infección o un accidente mientras cazaba el hombre de las cavernas hubiera llegado sin dificultad a la misma edad que ahora. A los 60 comienza ahora y siempre, un descenso acelerado de las capacidades del ser humano. Exigirle que continúe trabajando es inhumano. Sólo él sabe, si le gusta el trabajo, si está sano o si se siente bien, si puede y quiere continuar trabajando o no.
No se le puede imponer por Ley. Debe ser su decisión como hasta ahora.
La revolución que implicó en la medicina el advenimiento de las vacunas, los antibióticos, las cirugías neurológicas, cardíacas o vasculares, las prótesis, la drástica baja en la mortalidad infantil (producto de los mismos avances) y las políticas de seguridad vial y laboral entre otras, hicieron que una enorme cantidad de personas que no hubieran sobrevivido hace 100 o 150 años, hoy lo hagan con buena o al menos decorosa calidad de vida.
Lo que ocurre que esa mejora sustancial en la calidad de vida beneficia a todas las edades, en particular los niños (haciendo subir el promedio de la esperanza de vida) y a las personas jóvenes, lo que redunda en una importante merma en las bajas laborales y el mantenimiento de sus aportes que concurren al financiamiento de... la Seguridad Social.
Si vamos a decir algo, digámoslo TODO.
Nelson San Martín
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