martes, 30 de junio de 2015

Conjunción Venus - Júpiter


Así se veían al anochecer, majestuosos, sobre la Plaza Independencia de Montevideo.


Calle Juncal


Idem


Acera norte


Encima de la cúpula y mirador de la Embajada de Canadá

sábado, 27 de junio de 2015

La gigantesca fábrica de refugiados


Vicky Peláez






La guerra es un acto monstruoso contra la humanidad 
en interés de los financieros de Wall Street

— Charles Schenck, 1919


Desde hace catorce años, cada 20 de junio el mundo celebra el Día Mundial de los Refugiados. Los gobernantes, los políticos y las celebridades compiten en sus discursos en el apoyo y prometen hacer todo lo posible para poner fin a los conflictos armados, la injusticia y a la violencia que día a día convierten a miles de personas en refugiados, desplazados internos o solicitantes de asilo.

Terminados los discursos, la situación no solamente no mejora sino se pone más trágica cada año. Mientras tanto el pueblo globalizado del planeta, inmerso en sus propios problemas individuales, queda impávido frente a los clamores de los que ya lo han perdido todo.

Refugiados sirios esperan la llegada de la Alta Comisionada de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, en el campo de refugiados de Midyat en Mardin, sudeste de Turquía

© AP PHOTO/ EMRAH GUREL

Actualmente estamos frente a una catástrofe de proporciones bíblicas. Resulta, según el informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) "Tendencias Globales: Mundo en Guerra 2014", que actualmente existen 59,5 millones de personas forzadas a abandonar sus lugares. Si a todos los desplazados del mundo los hubiéramos juntado en un territorio, formarían un país que sería el número 24 por la población en la lista de las Naciones Unidas detrás de Italia y adelantando a Sudáfrica. Ellos representan el 8 por ciento de los habitantes del planeta. Hace 14 años eran 37,5 millones de personas refugiadas. Entre 2013 y 2014 se ha producido el mayor incremento anual jamás registrado de 8,3 millones.

El informe del ACNUR aclara que de "estos 59,5 millones de personas, 13,9 millones fueron nuevos desplazados; 19,5 millones eran refugiados, 38,2 millones desplazados internos y 1,8 millones solicitantes de asilo. Más de la mitad de los refugiados son menores de edad". Resulta que la "permanente guerra preventiva", que inició Estados Unidos después de la caída de las Torres Gemelas en 2001, fue la causa principal de estos casi 60 millones de refugiados. Lo trágico que el 60 por ciento de los desplazados en 2014 fueron civiles de tan sólo cinco países: Irak, Siria, Sudán del Sur, la República Democrática de Congo y Nigeria.





La prensa globalizada siempre utiliza el terrorismo, la religión o conflictos étnicos para explicar las causas de las guerras. Sin embargo, detrás de un conflicto armado siempre se esconden otros intereses. La superiora del orden de los misioneros Combonianos en África, Carmina Ballesteros afirma que "no hay guerra donde el subsuelo carezca de riquezas". Inclusive existe un "mapa de guerra" trazado en subsuelo. Los 143 mil millones de barriles de petróleo fueron la causa principal de la intervención militar norteamericana y de sus aliados en Irak cuyas consecuencias se siguen agravando. Para este pretexto no solamente invadieron el país, sino crearon la guerra civil entre sunitas, shiitas y curdos, logrando balcanizar el país. Posteriormente, Washington creó el Estado Islámico (EI) para dividir a Irak aún más. A finales de 2014, la cifra total de desplazados internos en el país era de 3,6 millones. A la vez la cifra de los muertos iraquíes y en especial de hombres, mujeres inocentes y niños supera sin duda alguna un millón.

Antes del derrumbe de las Torres Gemelas el 9-11-2001 Washington ya tenía un plan para invadir a siete países que no estaban sometidos al control financiero, político y militar norteamericano en el Medio Oriente y en África y que además poseían o grandes recursos energéticos o eran de vital importancia para los intereses geoeconómicos de Norteamérica. Siria, junto con Irak, Libia, Somalia, Líbano, Sudán e Irán estaban en esta lista. Ellen Brown en su libro "Haciendo del Mundo un Lugar seguro para los banksters: Siria en la mira", explicó que EEUU necesita destruir el actual gobierno de Siria y colocar en el poder un títere islamista, lo que no solamente sometería este país a la hegemonía de los bancos norteamericanos sino le abriría el camino para preparar la conquista de Irán y empezar el acoso real de Rusia y China.

Debido a escalada de guerra en Siria, auspiciada por Estados Unidos e Israel y que comenzó en 2011, este país fue el que más generó los desplazados forzados: 3,8 millones de refugiados y 7,6 millones de desplazados internos. Pero esto no es todo. De acuerdo al Observatorio Sirio de los derechos Humanos (OSDH), "se ha contabilizado la muerte de 202.354 personas en Siria, 63.074 de los muertos son civiles, entre ellos 10.377 niños y hay miles de desaparecidos imposible de registrar como en otros países donde pisaron el suelo las botas de los soldados norteamericanos o de sus aliados o de sus muyahidines, talibanes, miembros de al-Qaeda, al-Nuzra y el de su nueva creación monstruosa: el Estado Islámico.

En África desde la formación del Mando África del Departamento de Estado de Estados Unidos (AFRICOM) en 2007, responsable de las operaciones militares de EEUU en 54 países africanos, el número de conflictos étnicos o religiosos se incrementó significativamente. Mientras en 2008 AFRICOM realizó 108 misiones en África Subsahariana, en 2014 su número se incrementó a 674, incluyendo la intervención en Libia. En esta parte de África el número de refugiados alcanzó 3,7 millones y 11,4 millones de desplazados internos de los cuales 4,5 millones eran nuevos desplazados en 2014.


                   Inmigrantes ilegales en el centro de inmigración en Mistrata, Libia, el 15 de marzo, 2015
© REUTERS/ GORAN TOMASEVIC

Según el presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, "la CIA y Mossad son responsables de la agudización de los conflictos étnicos" que han traído la muerte a más de 50.000 personas. Estados Unidos e Israel apoyaron el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (MLPS) en el sur del país en su lucha contra el gobierno de Sudán y financiaron la formación en 2011 del Estado 54 en África, Sudán del Sur.
Por supuesto el petróleo y el rechazo de Washington a la presencia de China en Sudán motivaron la guerra civil y la escisión del Sudán del Sur. El nuevo estado posee el 75 por ciento de reservas de petróleo que cuentan con 6,4 mil millones de barriles. China importó en 2014 de Sudán el 7 por ciento del petróleo que consume. El problema que actualmente tiene EEUU en Sudán consiste en que mientras los yacimientos del oro negro se encuentran en Sudán del Sur, las refinerías, los oleoductos y el puerto están ubicados en el norte de Sudán que está fuera del control norteamericano. A la vez el presidente de Sudán al-Bashir tiene excelentes relaciones con China. Entonces la respuesta norteamericana está orientada a generar una nueva escalada del conflicto interno. A nivel internacional el Departamento de Estado norteamericano logró convencer a la Corte Penal Internacional (Corte de Haya) que declare al presidente al-Bashir responsable del genocidio en el país y ordene su detención. Entonces habrá que esperar más sangre, muertos y nuevos refugiados en esta región.

En otro país africano, Nigeria hubo un incremento del 17 por ciento de refugiados en 2014 en comparación con el 2013, siendo la causa principal los recursos energéticos. Jacques Bergier y Bernard Tomas en su libro "La Guerra Secreta de Petróleo" escribieron que "una vez que las petroleras han obtenido informaciones sobre el lugar exacto donde se podría perforar con toda probabilidad de éxito, las corporaciones en sintonía con sus gobiernos pueden pasar a la acción: pueden provocar una modificación de fronteras como fue el caso de Monte Siinai y hasta hacer que surja un país enteramente nuevo. Sucedió en Sudán y en Nigeria, Biafra quiso independizarse en un baño de sangre con pretexto de una rivalidad étnica entre ibos y husos. Pero la verdadera razón fue el petróleo cuyas reservas alcanzan 36,8 mil millones de dólares. Estados Unidos planificó importar de Nigeria en 2020 cerca de 8 mil millones de barriles pero los chinos han sido más activos y efectivos han invertido cerca de 20 mil millones de dólares en Nigeria y crearon 200.000 puestos de trabajo. Lo mismo hicieron en Sudán y Angola. Todo esto constituye un motivo para Washington de promover nuevos conflictos internos, el terrorismo, ataques de drones, revoluciones de colores, caos y como resultado nuevos miles de desplazados.

Ya vemos sus consecuencias en Ucrania, donde según ACNUR el número de refugiados alcanzó ya 1,1 millones y el número de personas que solicitaron asilo, permisos de residencia y otras formas de estancia legal en países vecinos es de 674.300, incluyendo 542.800 en Rusia y 80.700 en Bielorrusia. Además más de 6.000 personas perdieron la vida en Ucrania y todo debido a la voluntad de los "iluminados" globalizadores norteamericanos de aislar a Rusia y expandir el poder financiero llamado globalizado pero en realidad dominado por Norteamérica y sus megabancos y megacorporaciones.

La tendencia del incremento de refugiados no variará en los próximos años debido al plan maquiavélico de los cuatro megabancos norteamericanos (Black Rock, StateStreet Corporation, Fidelity, Vanguard Group), manejados por unas 10 familias y que quieren someter el mundo a su control usando el poder bélico, diplomático, financiero y cultural norteamericano. No les importa el precio que ya están pagando los soldados norteamericanos que participaron en la guerra de Afganistán e Irak y en otros lugares del planeta. Los médicos, a base de la experiencia de los militares norteamericanos en Corea y Vietnam, consideran que las consecuencias físicas y psicológicas como estragos de guerra empiezan a manifestarse en el promedio de 8 años después del retiro.

Actualmente, según The New York Times (20 de junio 2015), la lista de espera para ser atendido en el Hospital Militar de Veterano es de 30 días y en total el número de citas médicas aumentó en 2,7 millones en comparación con el año pasado y 900.000 pacientes fueron persuadidos recibir el tratamiento fuera del hospital. En total la capacidad de atención médica aumentó a 7 millones de citas al año. Otras publicaciones hablan que de los 2 millones de soldados que hicieron rotación en Irak y Afganistán, unos 600.000 padecen el Desorden de Estress Post Traumático (PTSD) y la lista de espera para ser tratados es de 6 meses. Actualmente los que más tienen problemas psíquicos son los pilotos de drones que en los últimos tres años causaron la muerte a más de 6.000 personas inocentes en Irak, Afgnistán, Paquistán, Yemen, Somalia, Libia y Siria.

Los problemas de los refugiados, la muerte de los inocentes y la tragedia de los mismos victimarios no le interesa al pueblo norteamericano o europeo pues los medios de comunicación globalizados lograron convertir a la mayoría de los estadounidenses o europeos en zombis. Como dijo alguna vez el escritor británico Aldous Huxley (1894-1963), "la ignorancia es arma de la política y el placer es una forma de control".

Entonces la colectividad, que sería la única capaz de poner fin a las guerras, a la injusticia y a la deshumanización de la sociedad a las que arrastran los poderosos de este planeta, no existe. Entonces lo que queda a los conscientes del planeta es crear medios alternativos y métodos asimétricos para hacerla revivir.



LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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Fuente:
 http://mundo.sputniknews.com/firmas/20150625/1038681759.html

miércoles, 17 de junio de 2015

Sobre el Eros y la violencia de género




Por José Pablo Feinmann
Página 12

Freud, en el más profundo de sus libros, propone que la cultura surge de la represión de los instintos, que esa represión produce un malestar insoluble en las sociedades y que la historia se desarrolla en la modalidad de un antagonismo incesante entre los dos elementos constitutivos de la condición humana: la pulsión de muerte y el Eros. Entregado a un pesimismo que era el de los mejores sujetos de su tiempo (el ensayo es de 1930, sólo tres años antes de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich), termina por confesar el casi imposible triunfo de Eros sobre su enemigo: la pulsión de muerte. La que se establece entre Eros y pulsión de muerte no es una simple relación binaria. Los dos elementos están internamente sobredeterminados. Sin embargo, como tantos otros grandes pensadores, la propuesta es la de la lucha entre el Bien y el Mal. Eros es el Bien. Eros es el amor, la vida, la valoración de los otros. Eros es la lucha contra el sufrimiento y contra la violencia que lo provoca.

Entre los hombres y las mujeres que habitan este cascote que gira alrededor del sol son muchas las relaciones que se establecen dentro del campo del Eros. Eros es la fuerza del amor. El erotismo es el lazo que une a dos sujetos libres, a dos cuerpos sexuados, y hace de ellos una pareja, es decir: una dualidad que forma una unidad en la diferencia. El habitual concepto de pareja expresa eso y algo más: una pareja es la relación de dos seres parejos. El amor es una paridad consentida entre dos sujetos dispares. La pareja, sin embargo, es una ardua construcción. Los seres humanos no son parejos. Y menos los hombres y las mujeres. Pero el Eros impulsa un contrato formidable. El contrato del amor. Yo me entrego al Otro porque lo/la amo. Pero, ¿puedo entregarme por completo al Otro sin perder mi centro, mi identidad? La relación de amor requiere –para ser libre– que los dos sujetos de la paridad se entreguen al Otro sin dejar de ser ellos. Te amo, pero no me pierdo, no me anulo en vos. Te amo, y lo mejor que puede pasarte es que te ame desde mi libertad. Te amo, con mi cuerpo y con todo mi espíritu, que son uno en la pasión. Te amo y ese amor se expresa totalmente en el sexo, cuando el cuerpo vehiculiza toda mi riqueza y me entrego buscando perderme, llegar al éxtasis culminante y hasta perder mi principio individuationis, no ser yo, no tener centro, estallar en ese punto exquisito en que el placer, la muerte y la locura me llevan más allá de mí. Luego habré de retornar. Y te seguiré amando, pero sin perderme en vos.

La relación de pareja raramente es pareja. Siempre uno de los dos ama más al Otro de lo que éste la/lo ama. En el amor, el que menos ama es el que más domina. Hay uno/una que ama hasta perderse en el ser del Otro, del, precisamente, ser amado. El ser amado, el que recibe el amor del que se entrega más, manipula y domina. Ese polo de la pareja, el que se entrega menos, el que mira la relación desde otro lado, es el que la des–equilibra. La pareja sigue, pero se establece una relación de poder. Sobre todo si el que más ama acepta su subordinación, el dominio del Otro, que no necesita dejar de amar para imponer su dominio. Con amar menos le alcanza. La violencia de género surge cuando el hombre advierte que no logra imponer su dominio. Si no logra dominar porque la mujer que lo ama no lo ama totalmente, no se pierde en él, no se anula amándolo, construye un mundo propio, una subjetividad libre, impenetrable a sus preguntas, a sus pesquizas, buscará dominar golpeando.

Aun al costo de repetirnos busquemos precisar estas cuestiones. Bastará recordar que lo que se repite se piensa dos veces. El amor es la libre y apasionada enajenación de la libertad. Es libre porque es el compromiso que establezco con otra conciencia desde una situación sustantiva, lúcida, que nace desde mí y expresa mi autenticidad. Es apasionada porque no es un acto de la razón, o, al menos, no sólo de la razón, sino que exige el compromiso de las pasiones, y el compromiso del cuerpo, que las vehiculiza, expresándolas. En el amor mi libertad se enajena, porque toda relación de amor con otro ser implica una limitación de mi libertad absoluta. No obstante, es desde esa libertad absoluta que he decidido limitar mi conciencia entregándome a otro ser, que también se me entrega, y con el que establezco un juramento, el de amarnos, que nos limita a los dos, pero es también nuestra superación, nuestro ir más allá de nuestra condición solipcista, de nuestra soledad. Amar no es caer, no es enceguecer, no es entregarse a la irracionalidad. Se ama con todo lo que somos. Nuestro amor se construye, se arma, se trabaja con la pasión, la inteligencia, la paciencia y el laborioso, arduo, y deslumbrante conocimiento de la persona amada. Lejos de cegar, el amor es una fuerza de conocimiento. A nadie conoceré mejor que a la persona que amo, y a través de ese amor descubriré acaso las mejores cosas que ignoraba de mí. Y digo mejores porque somos mejores cuando amamos.

El amor es un pacto de dos libertades. Muchos le temen a esto. Creen que el pacto que implica el amor les hará perder la libertad. Pero la libertad está para usarla. Somos libres para, desde nuestra libertad, comprometernos, entregarnos. La más alta forma del compromiso y de la entrega es el amor, donde mi libertad se realiza y se enriquece con la libertad de la conciencia que se me entrega, libremente, para ser más plena junto a mí. No somos uno. Somos y seremos dos. Nuestro pacto está alimentado por la cotidiana renovación del juramento. Nadie se condena a amar ni a ser amado para siempre. Nuestra libertad pone a prueba y fortalece nuestro juramento. Así, el amor es un trabajo cotidiano. Sé que el ser que me ama dejará de hacerlo si dejo de ser el ser de quien se enamoró. Esto no significa que ya no habré de cambiar, sino que hay un pacto esencial que deberá permanecer a través de todos los cambios y aun las sorpresas de la existencia. Cada día seré otro, porque eso me permitirá sorprender, enriquecer al ser amado. Pero, a la vez, cada día seré el mismo porque no habré de traicionar el juramento primero. Hablamos, desde el primer día, un lenguaje que nos expresa a los dos. Ese lenguaje se habla con las palabras, con el cuerpo, con las ideas. Tiene la modalidad de la pasión, de la ternura y hasta de la agresividad. Es único y existe porque lo he creado junto al ser que amo. No es un lenguaje cristalizado, sino un lenguaje que incorpora –cada día– palabras nuevas. Cuando ya no existan las palabras nuevas, cuando el juramento esencial se realice por medio de las viejas palabras, infinitamente repetidas, el juramento será una áspera cosa y no una vivencia lúdica y palpitante. Ahí, el amor habrá muerto. Y cada uno se recluirá en la libertad triste, inútil, estéril, de los solitarios. El trabajo del amor, del amor entendido como creación constante, es sofocar esa posibilidad, impedirla por medio de la razón, de la pasión, de la inteligencia y la libertad.

Que nadie confunda agresividad con violencia. Los amantes pueden agredirse como se agreden los animales al entregarse al acto de la procreación. Los animales no aman. El amor es el acto espiritual más hondo al que pueda acceder el sujeto humano. Los animales sufren como nosotros (de aquí que la violencia contra ellos sea también parte del Mal), pero carecen de la dimensión espiritual del sujeto humano. Esta dimensión espiritual no hace superiores a los seres que llamamos humanos, pues es por ella que amamos y es también por ella que sometemos a los otros al sufrimiento, a la tortura. Los animales no torturan. Que nadie llame “bestia” a un torturador. Repetimos esta propuesta: las “bestias” no torturan. Torturar es parte de la condición humana. Así, también lo es la violencia de género. La violencia machista. El machista se aterroriza ante la libertad del Otro, de ese Otro incognoscible, para él, que es la mujer. Hay un título de una vieja película: el hombre que entendía a las mujeres. Al ser postulada como un sujeto secreto, ajeno a las posibilidades del conocimiento, la mujer se le vuelve sospechosa al hombre que castiga. ¿Quién es ella? ¿En qué recóndito, clandestino lugar, se le escamotea? Aquí nacen los celos. Los celos se basan en la incapacidad de dominar completamente a la mujer, en la imposibilidad de saber de ella todo lo que ella sabe. Si no nos engaña ahora, sin duda nos ha engañado antes. ¿O acaso conocemos su pasado? Sólo lo que ella nos ha dicho. ¿Qué aventura pasajera, que acto gratuito nos oculta? Cierta vez, una amiga me dijo: “Las mujeres no tenemos pasado, tenemos prontuario”.

El agresor machista siempre se escuda en una frase que traslada la responsabilidad a la víctima: “Ellas son las que provocan”. Aquí habrá que reflexionar sobre la relación moda-mujeres-violencia de género. Los capitostes de la moda –los que dictan las leyes de cada temporada, ya que cada temporada la moda cambia para que el consumo aumente– deberán responder por qué durante, al menos, los últimos treinta años, el arte de la moda se convirtió en el arte de desnudar a las mujeres. Los “desfiles de modas” sugieren e imponen ya las transparencias, cuando no el desnudo. Fabulosas mujeres desfilan por una pasarela imposible de abordar y hasta dolorosa de contemplar. Ver la imposibilidad genera ira. Es la codicia irresponsable de un capitalismo también irresponsable de las consecuencias que provoca. Esto habrá que verlo mejor. También la relación entre el cine, la televisión y la violencia machista. Rita Hayworth se hizo célebre cuando Glenn Ford le dio una enorme cachetada que sacudió su cabellera pelirroja en Gilda. Richard Widmark se ganó el estrellato en su debut por tirar a una mujer paralítica por una larga, interminable escalera de un edificio de los años cuarenta.

Por ahora bastará con insistir en esto: el castigador machista busca eliminar la libertad de la mujer. Pero las mujeres, las lúcidas y corajudas mujeres que lo hacen, buscan ser cada vez más libres.


Posdata: En la plaza se levantó una pancarta que decía: “No quiero ser la mujer de tu vida. Ya soy la mujer de la mía”. Aunque no quieras ser la mujer de mi vida, igual lo serás. Porque no es una decisión tuya, es mía. Con mi amor, con mi deseo, con mi libertad, te elegí como la mujer de mi vida. Si querés ser sólo la de la tuya, todo bien, pero cuidado: la libertad absoluta es la soledad, el encierro en uno mismo. Podés ser la mujer de mi vida aunque no me ames. Sugerencia: Bajen, compañeras, esa pancarta. Es machista. Ningún macho busca una mujer de su vida. El mundo machista es un mundo de hombres.



http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-274370-2015-06-07.html

viernes, 5 de junio de 2015

El genocidio rohinyá

05-06-2015

Más allá de Oriente Medio


Ramzy Baroud
Countercurrents

Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza





"No, no, no", fue la respuesta del primer ministro australiano, Tony Abbott, al ser preguntado si su país acogería a alguno de los 8.000 refugiados rohinyás a la deriva.
La lógica de Abbott es tan despiadada como su decisión de abandonar a la minoría más perseguida del mundo en su peor momento. "No piensen que subirse a una embarcación agujereada a instancias de un traficante de personas les va a hacer ningún bien a ustedes o sus familias", dijo.

Sin embargo, Abbott está lejos de ser el principal artífice del sufrimiento continuo de los rohinyás, un grupo étnico musulmán establecido en Myanmar o Birmania [1]. Todo el Sudeste Asiático es culpable. Estos países llevan años ignorando la terrible situación de los rohinyás. Mientras decenas de miles de rohinyás son sometidos a una limpieza étnica, sus pueblos incendiados y ellos trasladados forzosamente a campos de concentración y algunos convertidos en esclavos, Birmania es reconocida por varias potencias occidentales y asiáticas como una historia de éxito de una junta militar convertida en democracia.





"Cuando en 2011 Myanmar pasó de la dictadura a la democracia, la recién descubierta libertad de expresión dio voz a los budistas extremistas, que diseminaron el odio contra la minoría religiosa y dijeron que los musulmanes estaban asumiendo el control del país", informó Associated Press desde Rangún, la capital de Birmania [2].

Esa "recién descubierta libertad de expresión" ha costado la vida a cientos de personas, ha dejado sin bienes a miles, y "otros 140.000 rohinyás han sido expulsados de sus casas y ahora viven en condiciones de apartheid en campos de desplazados abarrotados".

Aunque uno pueda aceptar que la libertad de expresión invita a veces al discurso del odio, la idea de que la supuesta democracia birmana ha tenido como resultado la persecución de los rohinyás está absolutamente alejada de la verdad. Su sufrimiento interminable se remonta décadas atrás y se considera uno de los capítulos más negros de la historia contemporánea del Sudeste Asiático. Cuando les fue denegada la ciudadanía en 1982 –pese a que se cree que son descendientes de comerciantes musulmanes asentados en el estado de Arakán [3] y otras regiones birmanas hace más de 1.000 años– su persecución se convirtió prácticamente en política oficial.

Incluso aquellos que se echan al mar huyendo de las penurias de Birmania tienen muy difícil encontrar la codiciada salvación. "En Myanmar se ven sometidos a trabajos forzados, no tienen derecho a la tierra y sufren grandes restricciones. En Bangladesh muchos también son extremadamente pobres, no tienen documentos ni perspectivas de empleo", informó la BBC.







Y dado que son muchas las partes interesadas en promover la ilusión del auge de la democracia birmana –un extraño punto de encuentro entre EEUU, China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés)– pocos gobiernos se preocupan por los rohinyás.

A pesar de la reciente grandilocuencia de Malasia e Indonesia al anunciar su voluntad de acoger condicionalmente a los supervivientes rohinyás que llevaban muchos días varados en el mar, la región en su conjunto se ha mostrado "extremadamente hostil", según Chris Lewa, de la organización Arakan Project [4].

"A diferencia de los países europeos –que al menos hacen un esfuerzo para impedir que los migrantes del norte de África se ahoguen en el Mediterráneo– los vecinos de Myanmar se muestran reacios a prestar ayuda", dijo.

Seguramente el genocidio de los rohinyás puede haber ayudado a desenmascarar a falsos ídolos de la democracia como la ganadora del Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi –que ha mantenido un descarado silencio, cuando no ha sido cómplice del racismo y las políticas violentas del Gobierno contra los rohinyás– pero ¿de qué sirve?

Las historias de los que sobreviven son tan desgarradoras como las de quienes mueren flotando en el mar, sin comida ni agua y, a veces, sin un destino claro siquiera. En un documental emitido a finales del año pasado, Aljazeera daba cuenta de alguna de estas historias.

"Muhibullah pasó 17 días en la embarcación de un traficante y vio cómo tiraban a un hombre por la borda. Al llegar a las costas de Tailandia lo metieron en un camión y lo descargaron en un campamento en la selva con cientos de refugiados y hombres armados, donde su pesadilla se intensificó. Atado a postes de bambú, dice que fue torturado durante dos meses para que su familia pagara un rescate de 2.000 dólares.

A pesar de las palizas habituales, él se sentía peor por las mujeres que eran arrastradas al bosque y violadas. Algunas fueron sometidas a la servidumbre por deudas, a la prostitución y forzadas al matrimonio".

Las organizaciones de derechos humanos informan de ese horror a diario, pero una gran parte no tiene cobertura mediática porque el sufrimiento de los rohinyás no es un "asunto urgente". Así es, los derechos humanos solo importan cuando van ligados a una cuestión que tiene un peso político o económico importante.

Sin embargo, de algún modo, los rohinyás se cuelan de vez en cuando en las noticias como ocurrió en junio de 2012 y los meses siguientes, cuando los budistas del estado de Rakhine cometieron actos de vandalismo, quemando pueblos y prendiendo fuego a sus habitantes bajo la mirada vigilante de la Policía birmana. En ese momento Birmania estaba siendo elevada al status de Estado no-paria con el apoyo y el respaldo de EEUU y los países europeos.





No es fácil vender Birmania como una democracia mientras la población es perseguida como si fueran animales, metida a la fuerza en campos deplorables y está atrapada entre el Ejército y el mar, y donde miles de personas no tienen más escapatoria que "embarcaciones agujereadas" y el mar de Andamán. Abbott tendría que investigar un poco antes de culpar a los rohinyás de su propia desgracia.

Hasta ahora, la jugada democrática ha funcionado y muchas empresas están abriendo oficinas en Rangún y preparándose para beneficios fabulosos. Todo ello mientras cientos de miles de niños, mujeres y hombres inocentes son enjaulados como animales en su propio país, abandonados en el mar o secuestrados en alguna selva cercana para obtener un rescate.

Los países de la ASEAN deben entender que las relaciones de buena vecindad no pueden basarse únicamente en el comercio, y que quienes violan los derechos humanos deben responder por sus actos y ser castigados.

No deberían escatimarse esfuerzos para ayudar a los rohinyás que huyen, y tiene que haber una verdadera presión internacional para que Rangún [5] abandone su exasperante arrogancia. Incluso si admitimos que los rohinyás no son una minoría clara –como sostiene el Gobierno birmano– eso no justifica la atroz persecución que han soportado durante años ni los actos ocasionales de limpieza étnica y genocidio. Minoría o no, son seres humanos que merecen plena protección bajo el derecho nacional e internacional.

No se está pidiendo a EEUU y sus aliados que ataquen o impongan sanciones, pero lo mínimo que uno debería esperar es que Birmania no sea recompensada por su democracia fraudulenta mientras trate con crueldad a sus minorías. De seguir siéndolo, las organizaciones de la sociedad civil deberían lanzar campañas de boicot a las empresas que realicen negocios con el Gobierno birmano.

En cuanto a Aung San Suu Kyi, su fracaso como autoridad moral ni puede entenderse ni puede perdonarse. Una cosa es segura: no merece el Premio Nobel, pues su actual legado no se corresponde en nada con el espíritu del premio.


Notas de la traductora:

[1] El nombre actual del país antes conocido como Birmania es República de la Unión de Myanmar, acortado como Myanmar.

[2] Rangún dejó de ser la capital del país en el 2005, desde ese año la capital de Myanmar es Naipyidó.

[3] El nombre oficial del estado es Rakhine, antiguo estado de Arakán.

[4] Arakan Project comenzó en 1999 como un proyecto de dos ONG con sede en Tailandia. En 2005 se estableció como una ONG independiente, Chris Lewa es su fundadora y coordinadora.

[5] En 2005 la sede del Gobierno de Myanmar fue trasladada a la actual capital del país, Naipyidó. 



Ramzy Baroud –ramzybaroud.net– es doctor en Historia de los Pueblos por la Universidad de Exeter. Es editor-jefe de Middle East Eye, columnista de análisis internacional, consultor de los medios, autor y fundador de PalestineChronicle.com. Su último libro es "My Father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story" (Pluto Press, Londres).

Fuente : http://www.countercurrents.org/baroud290515.htm
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199604